LA VIDA COCINADA
La cocina es como la vida, solo que entre fogones y pucheros.
Una buena base es el inicio, saber qué quieres y cocinar, tu objetivo, tu meta, la visión.
El calor…sin quemarnos ni quemar, o el frio… si helarnos ni helar, se cuecen o marinan con nuestro temperamento, carácter y personalidad.
Los productos son nuestras realidades, a veces de buena calidad y otras no tanto, incluso a veces hay algo un poco de material estropeado que hay que manejar con esmero para sacarle el mejor provecho.
La mano del cociner@ es la actitud con que nos situamos, con la que afrontamos el reto de la cocina. Todo ello paso a paso, cocinado con amor y humor nos lleva a elaborar el menú de nuestra vida. Variados platos, manjares sin duda para degustar, siempre mejor, en buena compañía.
De Ferran Adriá he aprendido la exigencia, la innovación y el valor para arriesgarse a seguir tu instinto. Cómo las cosas no se hacen de la noche a la mañana, que hay que tener paciencia, mucho trabajo y no tener miedo a aceptar los retos que te presenta la vida.
Es un pensamiento muy real aquel de que “Nunca estamos lo suficientemente preparados para acometer algo nuevo”. Esta reflexión me conecta con la sensación de ser un aprendiz de la vida. Aprendemos constantemente. Tener la actitud de la valentía, la sorpresa, la ilusión por cambiar y ser creativos, potencia nuestra curiosidad y nos mantiene motivados y despiertos. Solo así evolucionamos, nos adaptamos y esa transformación nos lleva a ser cada vez mejores.
Me inspiró su valentía, su capacidad de trabajar y luchar por lo que crees y la importancia del equipo, dar y recibir confianza, crecer juntos y aportar todos.
Buen provecho!